Ansiedad
- psignaciadonoso
- 30 jun
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La ansiedad es una de las emociones más comunes que traen a las personas a consultar. A veces se manifiesta con síntomas físicos como palpitaciones, sensación de ahogo o tensión en el cuerpo. Otras veces, se presenta como pensamientos que no se detienen, miedo sin causa aparente, insomnio o una sensación constante de estar alerta, como si algo malo fuera a pasar.
Más allá de los síntomas, la ansiedad suele ser una forma que tiene el cuerpo de hablarnos cuando algo dentro de nosotros necesita ser escuchado.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que interpreta como amenazantes. En ciertas circunstancias, puede ayudarnos a mantenernos atentos o reaccionar rápido. Pero cuando se vuelve constante o muy intensa, puede interferir con nuestro bienestar, nuestras relaciones y la manera en que nos desenvolvemos en el mundo.
La ansiedad no siempre aparece por una sola causa. A veces es el resultado de una acumulación de experiencias: exigencias internas, historia de trauma, estrés prolongado, miedos aprendidos, duelos o momentos de transición. En otras ocasiones, ni siquiera sabemos exactamente por qué está ahí, solo sentimos que algo no está bien.
¿Qué sentido tiene la ansiedad?
Desde mi experiencia como psicóloga clínica, muchas veces la ansiedad aparece cuando hay algo que no ha podido ser expresado. Puede estar asociada a emociones guardadas, necesidades no reconocidas o patrones de funcionamiento que aprendimos para sobrevivir, pero que hoy nos están haciendo daño.
En ese sentido, no veo la ansiedad como una enemiga a eliminar, sino como emociones que necesitan ser vividas o escuchadas de otra forma. Cuando aprendemos a relacionarnos con ella de manera distinta, su intensidad empieza a disminuir.
¿Cómo puede ayudarte la terapia?
El proceso terapéutico ofrece un espacio seguro para explorar qué hay detrás de la ansiedad. No se trata solo de “controlarla”, sino de comprenderla, escucharla y trabajar en lo que realmente necesita ser sanado.
A través del vínculo terapéutico, y con herramientas como la psicoterapia estratégica o EMDR (según cada caso), es posible:
Darle un sentido a lo que estás sintiendo.
Conectar con lo que tu cuerpo intenta decirte.
Identificar patrones que repites sin darte cuenta.
Recuperar la calma interna y sentir mayor seguridad dentro de ti.
Cada proceso es único. Pero algo que se repite en quienes transitan este camino es el alivio de poder poner en palabras lo que antes solo se sentía como angustia o confusión. La ansiedad puede ser el inicio de un camino hacia ti misma o ti mismo: hacia lo que verdaderamente sientes, necesitas y mereces.